Fundar la casa sobre rocas

Estas palabras en la Biblia tienen mucho sentido, sobre todo, para mí como ingeniero, que me he dedicado mayormente a la excavación de rocas en nuestro país. Aunque no es en ese sentido que quisiera referirme en estos momentos. Me llegan recuerdos de hace más de 20 años, cuando di un paso valiente en la época. El de aceptar la invitación del Cursillo de Cristiandad, y digo valiente porque la invitación la realizo la familia de mi esposa, esto muchos podía interpretarlo como un signo de debilidad. Pero en realidad pudiera decir que fue ese cursillo que hizo que comenzara a excavar en la roca, donde fueron cimentadas las zapatas de mi vida, y ha sido un proceso de construcción largo, pero de buenos frutos. Fue mi reunión de grupo que estableció parámetros, que han trascendido para todos los aspectos de nuestras vidas, pasando a ser de simples conocidos, a hoy más que amigos o hermanos. Este grupo siguiendo los lineamientos del cursillo, reunidos en torno a principios y valores morales y religiosos comunes, nos han ayudado en nuestros matrimonios, fomentando la fidelidad, comunicación de la pareja, y las relaciones familiares. Nos han costado esfuerzo y trabajo, poder actuar diferente a lo que algunos estamentos de nuestra sociedad dicta, pero ver que no estamos solos, que muchos cursillistas a pesar de la presión, son comunes y corrientes, pero a la vez éticos y morales, basados en los principios de nuestra iglesia. Esa reunión de grupo se integró mas cada día, pasando a ser luego una comunidad de familias, que sigue siendo activa hoy en día, una Hermandad. Nunca pensé, que siendo una persona que creía tener todo lo necesario para ser feliz, y soportado mi vida, en las columnas de la Familia, Salud, Fe y Trabajo. Un día podía despertar de una cirugía teóricamente correctiva, a descubrir que todo se había derrumbado, que despertaba, luego de pasar más de un mes en coma en un hospital en los Estados Unidos, había perdido mi salud, no tenía a toda mi familia, y no podía regresar a mi país. Por la gracia de Dios, una de esas columnas de mis cimientos quedo intacta, la de la Fe, y es la que me ha sostenido durante estos más de 3 años fuera de mi país, conectado a un corazón artificial, esperando un trasplante de corazón. Hoy les puedo decir que no me arrepiento de haber fundado mi vida en las rocas, porque el Milagro no es haberme devuelto la vida... El MILAGRO es que la Fe que coseche, me ha permitido ver todos los pequeños Milagros que han sucedido a mi alrededor. Esa columna que comenzó a excavarse en un Cursillo de Cristiandad, dejo un cimiento fuerte y profundo, que ha podido trascender a la Naturaleza, no me siento que he perdido nada, sino que cada día, el solo por estar vivo es una bendición. Miguel