Hace casi dos años y medio inició nuestra travesía, en un viaje que pensábamos resultaría todo bien, salimos, ligeros de equipaje pero cargados de Fe, y la esperanza, de volver a casa en poco tiempo, creíamos navegar en un seguro trasatlántico, pero cuando nos azotó la tormenta, nos dimos cuenta que en realidad era una pequeña embarcación, que podía zozobrar, quedamos varados en medio del mar, donde era fácil perder el rumbo, y la esperanza, pero fue la Fe, la que hizo que Brenda tomara la decisión de que había que remar hacia la orilla, en un momento oscuro, se vio la Luz que, nuestro Señor proveía como un gran faro. Cuando no había muchas fuerzas para remar, y sin viento para levar las velas, se sintió una brisa que presagiaba la llegada del viento, y es ahí cuando todas sus oraciones comienzan al unísono, a soplar el viento necesario para impulsar la nave a su destino, ese trasatlántico que se había convertido en una pequeña barca, pasaba ahora a ser un buque de amplias velas.
Este fue solo el inicio del viaje, hoy seguimos navegando, gracias a ese viento que sigue llegando sin parar, por todos los que se han unido a las oraciones, llegando a veces a parecer un crucero, por la cantidad de amigos, que nos acompañan en este viaje.
Y seguimos navegando hacia la orilla, con la seguridad que detrás del horizonte esta la tierra amada, aun no alcancemos a verla, donde nos esperan nuestras hijas, los padres, los hermanos y todos ustedes que hoy son como parte de la tripulación.
No sabemos en realidad que tan largo sea el viaje, pero si sabemos con la certeza que nos da la Fe que llegaremos, por eso seguimos remando hacia la orilla.
Ha sido un período necesario para poder fortalecerme, para poder estar totalmente apto, para lo que el Señor nos depare. Han sido días difíciles que han requerido no solo de adaptación física, sino mental, es otra forma de vida, buscando cada día lo mejor que él nos brinda, y hay mucho de que agradecer, porque son tantas las bendiciones que hasta pudiera olvidar por lo que hemos pasado.
Seguimos remando hacia la orilla, y cada día lo hacemos con más Fe, a pesar de los momentos que el mar se pone bravo, y que las fuerzas se agotan, ahí es donde el Señor responde a las oraciones, y nos sopla con su brisa aliviadora.
Qué sentido pudiera tener esta travesía, si no la compartimos con ustedes, porque son tantas las barcas a la deriva que nos encontramos en el mar, que nuestra situación les pudiera en algún momento edificar, por eso compartimos las herramientas que hemos utilizado para no zozobrar, es como darle un aliento a todos los que se sienten en medio del mar sin un rumbo que tomar, que quizás tengan brújula, GPS y otros instrumentos que no se deciden a utilizar.
No me había atrevido a decir, que este, no es un viaje de fracaso, al contrario ha sido un viaje de éxito, del cual todos ustedes han sido parte, por eso dije que son parte de la tripulación, porque me han hecho el viaje más agradable con su compañía, con sus palabras de apoyo, aun con breves notas por email o Facebook, con todo el apoyo que me brindan los compañeros de trabajo y nuestros clientes que nos han confiado la responsabilidad de los trabajos y aun lo continúan haciendo como si yo estuviera con ellos.
Por el gran sacrificio que han hecho tanto Brenda como las chicas, ellas que en la lejanía, han asumido su papel con tanta gallardía, como solo lo logra el que verdaderamente tiene Fe, han pasado por la Universidad de la vida, soportando los más duros embates, y lo han hecho para madurar y convertirse hoy en grandes mujeres aun siendo mis niñas.
Me siento más que orgulloso como padre, como hijo, como empresario y como tu amigo, porque he podido disfrutar de todo ese amor que incondicionalmente me han brindado todos y cada uno de ustedes.
La gran herramienta, la Fe, que aunque por momentos tambalee, está presente en todas las actividades, y no hay que pensar que hay que esperar el momento de la adversidad, para acudir o hasta renegar de ella, es estar preparado para cuando se presenten los momentos difíciles, no nos encuentre débiles o indefensos, faltos de herramientas.
Alguien me confeso en estos días, que a pesar de no ser creyente, o sea casi ser ateo, definitivamente podía ver la mano de Dios actuando alrededor de mi vida. Esto le hace repensar su posición, ese solo comentario hace que esta travesía tenga ya un sentido.
Hay muchas herramientas con las que podemos contar, el apoyo solidario de la familia y los amigos, que me hacen sentir socialmente activo a pesar de la lejanía, los grupos de apoyo como el grupo denominado” Guardianas de la Fe” que nos encauzan en los momentos de enfriamiento, y que han sido nuestro gran apoyo en estas tierras, me a ayudado mucho leer libros motivacionales y de Fe , como los del Hermano Dominicano Saulo Hidalgo, con quien he podido compartir en Houston, aunque no tanto como quisiera, por sus continuos viajes.
Mantener el contacto permanente con nuestra realidad como país, sea a través de las noticias u otros medios, y sobre todo sentirme orgulloso de ser Dominicano, y darme cuenta que somos una pequeña islita en el medio del Caribe, bendecida por Dios porque lo tiene todo, y que es mi sueño poder atracar nuestra nave en sus bellas playas.
Es sembrar la Esperanza que lo mejor está por llegar, y que al final será mucho mejor lo que vendrá, todo es parte del propósito y que todo bien saldrá. Esta es una estrofa de una linda canción, pero seguro que se puede adaptar a cualquiera que se sienta que está en medio del Mar.
Esta carta no es quizás como las anteriores, es la necesidad que tengo de reafirmar mi condición, es quizás parte del libro que pudiera escribir, es decirles como me siento y que debo ser coherente con mis palabras y sentirme comprometido a no dudar, a no bajar la guardia a mantener la fuerza de seguir remando hacia la orilla.
Hasta la próxima con mucho cariño desde Houston.
Miguel
Febrero 2011